lunes, 21 de febrero de 2011

Musas

Las musas vienen y van.

Por suerte para ti,
que deseas que alguien escriba para vos,
las musas vienen y van.

Podemos olvidarlas por un tiempo
(solo en poemas,
jamas en nuestras memoria)
y despues volverles a escribir,
como si nada hubiese pasado.
Cual si no olvidadas habeis estado
y siguiesemos siendo,
sus fervientes amantes.

                            Por suerte para ti,
                            y para mi...
                                             ...las musas viene y van. 

Musa "M"

Preguntaste lo que no podía contestar.
¿Quién es tu musa?
Lo que contestase me haría arrastrar
a tu corazón alegre, o a neblina difusa.

Negarte como inspiración,
era condenarme a la tortura,
que causaría en i cabeza locura,
provocando fin a mi creación.

Aceptarte como numen
implicaba arriesgarme
y permitr que se sumen
mis temores a hostigarme.

¿Porqué no pudiste hacerme esa pregunta cara a cara?

                                 Otra fuese la historía,
                                              que esta pluma contaría.

Adios

Versos en tu nombre compuse,
horas de tinta a tí dedique.
Muchos fueron los sueños que use
para tu figura escribir bajo el quinquel.

Comentaste que desriarias que alguien para ti versos escribierá,
y sin poder decirte verdad,
por ocultar mi amor por belleza artera,
se me ha castigado con infinita cureldad.

Obligandome a verte amada
en brazos de otro con ternura,
y con bondad clamada,
contestais con besos y dulzura.

Solo queda decirte,
no un adios, si no mas bien un hasta luego,
para cuando vuelva a escribirte,
aunque sea para poner tus recuerdos al  fuego.

                                              Prometo que este no es el último poema que te escribo.

No Es Posible

No es posible,
que aquellos que estamos dispuestos
a darlo todo,
seamos olvidados.

Cambiados por aquellos
que a dar nadan 
estan dispuestos .

¿Qué le pasa al amor?

Ha de estar
       más
               enfermos que de costumbre. 

martes, 1 de febrero de 2011

El mundo al revés

Porque no ponemos todo de cabeza de una vez y por todas.
Las mujeres nos seducen con sus cabellos largos,
de vez en cuando con algún vestido corto,
con caricias que son como un letrero
que nos indica por dónde está la entrada
y cuando decidimos tomar el sendero
y cogemos sus venturosos sus caminos,
entonces hacemos caso a sus seductores labios,
a sus ojos pintados
y a sus palabras
ue esconden detrás de sus miradas.
Nos encontramos en un laberinto con minotauro incluido
y entonces encontramos letreros
que nos dicen que sigamos adelante:
por el sendero blanco,
y entonces encontramos uno nuevo
y observamos otro letrero
que nos dice que andemos el negro,
y más adelante encontramos uno naranja,
con letrero indicador para encontrar el camino azul,
y entonces nos encontramos en una playa de aguas turbias
y fuertes oleajes.
Entonces volteamos a los ojos color ámbar,
delineados, con pestañas enchinadas
y una que otra sombra sobre párpado.
Y entonces vemos la indicación hacia otro camino
y cuándo estamos dispuestos a tomarlo
y a volver sobre nuestros pasos,
la lengua traicionera
nos indica que nos aventuremos en el peligroso oleaje
y entonces nos tumbamos confundidos
y miramos otra vez hacia los ojos
y sólo vemos signos interrogantes
y después de estar un rato acostados,
vemos un pequeño destello
y entonces sabemos cuál es el camino.


Sería grandioso que nosotros nos postráramos,
fuesen nuestros ojos los que abrieran el laberinto del corazón,
entonces, fueran ellas las que confundidas,
anduviesen descalzas
por los senderos del laberinto.
Entonces cuando encontrasen al minotauro,
fuesen nuestros ojos los que dijeran verdad,
nuestra lengua la que pruebe su corazón
y entonces ellas siguieran tendidas
un rato en el césped,
hasta que descubriesen,
que desde que entraron,
conocen el camino correcto.